11 marzo 2012

El perro, el mejor oído de un niño sordo


James,su madre y Kurt. Desde que están juntos el niño ha mejorado sus relacione sociales.

En el Reino Unido se está aplicando una revolucionaria terapia de acompañamiento de niños sordos con perros entrenados para detectar sonidos, peligros y para mejorar la interacción social de los menores. Los perros para niños sordos son entrenados para identificar y alertar al pequeño sobre diferentes tipos de sonidos.

Se les conoce como los hearing dogs o perros señal. Después del olfato, el oído es el sentido más desarrollado de los caninos. Posee unos pabellones auditivos muy grandes y una gran capacidad de orientación para buscar el origen de un sonido aunque sea distante.
La novedosa terapia podría transformar la vida de muchos niños. El perro no sólo es el mejor amigo del hombre, también ha sido la visión para muchas personas ciegas y ahora el oído para niños sordos, un apoyo para sus problemas auditivos y además les brindan compañía, confianza e independencia.


Según un estudio de la fundación Hearing Dogs for Deaf People (Perros señal para personas sordas) este tipo de perros, especialmente entrenados, mejoran el comportamiento y el rendimiento de los menores en la escuela.

James Cheung tiene 11 años y es el dueño de Kurt, un labrador. Kurt está entrenado para identificar y responder a los sonidos del hogar que un niño sordo no puede oír, como el timbre de la puerta, un teléfono sonando o alguna alarma. Kurt, además, ha demostrado ser mucho más que un perro que oye. "Es un complemento maravilloso para nuestra familia", dice la madre de James.

Niños con más autoconfianza

A pesar de que Kurt lleva con ellos menos de un año, se ha convertido en el compañero inseparable de James, quien es hijo único, y además es una presencia tranquilizadora en el hogar.
"James no podía dormir bien, tenía mucha ansiedad porque estaba siendo sometido a  tratamiento. Desde que Kurt duerme en su dormitorio, se siente mucho menos aislado cuando tiene que quitarse el audífono por la noche", dice la madre.
Su compañero canino también le ha ayudado a relacionarse mejor con la gente, algo que siempre había sido una dificultad para James por su discapacidad para hablar correctamente.
"James ahora está loco por los perros. Investiga sobre ellos, habla de ellos. Es un interés que le ayuda a iniciar una conversación con la gente. Unos años antes hubiera evitado cualquier contacto con un perro; ahora los adora”, detalla.

El estudio de Hearing Dogs for Deaf People examinó el impacto de los perros en las vidas de doce niños sordos y sus familias desde 2008.
La investigación descubrió que los perros tienen un efecto positivo en una serie de áreas: les ayuda a los padres a captar la atención de sus hijos, que el momento de ir a la cama y dormir sea más fácil y que los niños tengan más autoconfianza. En cuanto a las preocupaciones de los padres sobre la seguridad de sus hijos, éstas se redujeron de forma sustancial.

James y Kurt


Entrenados para detectar sonidos y peligros

Michele Jennings, directora ejecutiva de Hearing Dogs for Deaf People comenta: "Los padres, en general, se preocupan por los peligros en el hogar. En ese sentido entrenamos a los perros para que respondan a detectores de humo y adviertan al niño sobre ruidos de alarma, o sonidos como sirenas de ambulancias".

Las familias involucradas en el estudio detallaron que los perros ayudaron a los niños a mantenerse alejados de lugares de riesgo como carreteras o impidieron, por ejemplo, que salieran de un parque público o de una zona de juegos.
La terapia también tuvo otros beneficios complementarios. En los colegios los profesores notaron un mejor comportamiento de los niños mientras que los padres manifestaron una mayor armonía familiar. Además, los niños estaban más dispuestos a usar un aparato auditivo que suele ser un complemento para mejorar su hablar y su desarrollo académico.

Y lo más importante: los perros se convirtieron en sus compañeros, y en muchos casos, en sus mejores amigos.

Un miembro más de la familia

Los perros también sirven para buscar al niño o para que los padres se comuniquen con él enviándole mensajes escritos en una pequeña bolsa. De cachorros los perros pasan por un proceso de socialización y luego son entrenados. 
La mayoría de los perros entrenados por la fundación son cocker spaniel, poodles, labradores y retrievers, razas que son obedientes, sociables y que pueden hacer frente a múltiples situaciones. Cuando tienen 10 u 11 meses de edad, inician el entrenamiento para desarrollar sus habilidades auditivas. Luego le presentan al niño sordo. A partir de ese momento comienzan varios encuentros de familiarización.

En la actualidad hay 750 perros que acompañan a adultos sordos en el Reino Unido. A raíz del éxito que ha tenido la terapia, la fundación quiere entrenar más perros para trabajar con niños sordos. Sin embargo, es un proceso costoso, el entrenamiento de cada perro cuesta unos US$ 70.000.

Los perros que participan en la terapia son retirados cuando cumplen 11 años de edad,  pero por lo general, las familias quieren continuar con ellos.


Fuente: BBC Mundo