Dejar la radio
encendida si el perro está solo en casa o premiarle cuando se muestre
tranquilo son modos de lograr que el can deje de ladrar de un modo
excesivo.
El perro expresa sus emociones a través de sus ladridos. No obstante, hay perros que ladran de un modo excesivo: por
aburrimiento, por ansiedad o para demandar nuestra atención, entre otros
motivos. Algunos consejos sencillos pueden ayudar a que cese de
ladrar de una forma exagerada. Saber por qué ladra el perro es la primera clave, entender
que el can emitirá más ladridos cuando se siente solo, utilizar la
música, el juego y el deporte para reducir los ladridos, así
como enseñarle a interpretar la palabra "no" son otras de las pautas que se deben seguir.
Saber por qué ladra el perro es la primera clave
El perro tiene sus razones para ladrar.
Recuerde que el can expresa sus estados emocionales con su voz: es
consustancial a su naturaleza. Entender los motivos que provocan que
nuestro amigo de cuatro patas ladre de forma exagerada es una de las claves para lograr, con cariño, que deje de hacerlo.
El perro expresa sus emociones, como el aburrimiento, a través de los ladridos.
El aburrimiento es una de las principales razones de los ladridos
compulsivos. El can tedioso carece de los estímulos y la motivación que
necesita y puede demostrarlo con ciertos comportamientos anormales.
Destrozos en casa, desobedecer o emitir ladridos exagerados de forma
continuada son algunas señales que pueden avisar de que el perro se aburre.
Ladridos cuando el can se siente solo
Un perro muy dependiente, con apego excesivo por su dueño, puede
demostrar a través de ladridos continuados un estado de ansiedad al
quedarse solo. Esto se conoce como la ansiedad por separación.
Un perro dependiente demandará la atención del dueño de un modo continuado, pero ignorar sus repetidas llamadas reducirá la ansiedad
Demandar una atención continuada por parte de su dueño
es otro de los motivos que con frecuencia puede llevar a un perro a
ladrar de forma continuada. Algunos consejos sencillos ayudarán a
fomentar la autonomía de nuestro perro, a frenar su aburrimiento y a evitar que padezca ansiedad
cuando se aleja de su dueño. De paso, evitaremos los molestos y
angustiosos ladridos, mientras que ayudamos a nuestro amigo a
ser más feliz.
Tenga en cuenta, además, que no todas las razas son igual de
propensas a emitir ladridos de un modo continuado. Hay perros que
tienden a ladrar más que otros y razas más predispuestas a estar más
nerviosas. Su veterinario puede, en cualquier caso, aconsejarle.
Utilizar la música para evitar los ladridos
Un perro dependiente tratará de demandar la atención del dueño de un
modo continuado. Intente ignorar sus repetidas llamadas para reducir su
excesiva ansiedad. Contrarrestar la falta de atención
con premios (en forma de comida, caricias, juguetes o palabras amables)
cuando el perro esté tranquilo será una manera de reforzar la confianza
de nuestro amigo en sí mismo.
La música es otra buena herramienta para reducir la
ansiedad del perro dependiente cuando se queda solo. La radio o una
melodía musical suave pueden servir de compañía para nuestro amigo en
casa.
Juegos y deporte para reducir los ladridos
La actividad física y los juegos son un modo saludable de reducir el
nerviosismo de nuestro perro y, por lo tanto, también sus ladridos
excesivos. Recuerde que un perro adulto sano necesita un mínimo de
treinta minutos de actividad física diaria para mantenerse, y envejecer,
de forma saludable. Los paseos al aire libre en compañía del can son una buena forma de conseguirlo, a la vez que se cuida su propia salud.
Palabras cortas para enseñar al perro que no debe ladrar
Aprender a comunicarnos con el perro
es una herramienta eficaz para enseñarle a reducir sus inoportunos
ladridos. El can utiliza un lenguaje semejante al nuestro para
transmitir sus emociones. Para ello, el animal hace uso de su cuerpo y
de su voz: ladridos, gemidos y aullidos son también una manera de
expresar sus estados de ánimo.
No se debe gritar al can cuando ladra, ya que interpretará que se ladra con él
Los comandos cortos suelen ser los más efectivos para transmitir al
perro una pauta de comportamiento. Hacer uso de un contundente "no",
expresado de forma clara (pero sin gritar), es útil para mostrar a
nuestro amigo de cuatro patas que debe cesar de ladrar. No hay que
gritarle mientras ladra, ya que sirve de poco. El can interpretará que
usted simplemente ladra con él, además de que contribuirá a aumentar el
nerviosismo de ambos.
El adiestramiento del perro debe basarse, por el contrario, en el
refuerzo positivo: nunca en el castigo, la reprimenda o en un tono de
voz elevado. Premie a su perro con caricias, palabras de cariño, e
incluso algún obsequio comestible, cuando actúe de forma correcta tras
su indicación. El animal no entiende de normas humanas, pero sí se le
puede enseñar a estar tranquilo y no excederse con los ladridos.