02 noviembre 2013

La cola del perro

 

Los perros distinguen entre el agite de la cola a la derecha o a la izquierda


Los perros reconocen, y responden de manera distinta, cuando otros perros agitan la cola a la derecha o a la izquierda, según un artículo que publica este jueves la revista Current Biology.
El estudio muestra que los perros, al igual que los humanos, tienen un cerebro organizado de manera asimétrica en el cual la mitad derecha y la mitad izquierda cumplen funciones diferentes.

Según el artículo, este descubrimiento expande la labor anterior de un equipo de investigadores italianos que encontró que los perros agitan la cola a la derecha cuando tienen emociones positivas, por ejemplo cuando ven a su dueño, y a la izquierda cuando tienen emociones negativas, como la presencia de un perro hostil.
El nuevo estudio encontró que esa distinción en el movimiento de la cola también tiene un significado para los otros perros.

Los investigadores mostraron a los perros videos de otros canes que movían la cola de manera asimétrica, a la derecha o a la izquierda, y observaron las reacciones.
Cuando los perros veían a otro can moviendo la cola a la izquierda su ritmo cardíaco aumentaba y parecían ansiosos. Cuando el movimiento de la cola era a la derecha, los perros observados permanecían relajados.


"La dirección de movimiento de la cola realmente importa y de una manera que corresponde a la activación hemisférica en el cerebro", señaló Giorgio Vallortigara, del Centro de Ciencias de la Mente y el Cerebro en la Universidad de Trento.
"En otras palabras, cuando un perro mira a otro que agita la cola mayormente a la derecha -lo cual indica activación del hemisferio izquierdo del cerebro como si hubiera una experiencia positiva-, su respuesta es relajada", añadió.

"Por el contrario, un perro que ve a otro que agita la cola a la izquierda, y esto señala activación en el hemisferio derecho del cerebro como en una experiencia negativa, tiene una respuesta ansiosa y un incremento de la frecuencia cardiaca", explicó el científico.

Fuente: El Universo
Artículo original en:  Revista Current Biology