La Hepatozoonosis es una enfermedad que ha cobrado gran difusión en los últimos años.
El Hepatozoon spp.
es un protozoario del phylum Apicomplexa, que parasita los glóbulos
blancos de los perros. Su transmisión ocurre por la ingestión de
garrapatas que contengan ooquistes esporulados. En la actualidad se han
identificado dos especies de Hepatozoon: H. canis es transmitido por Rhipicephalus sanguineus y H. americanum por Amblyoma maculatum. El H. americanum es mucho más patógeno y puede ser letal. Entre H. canis y H. americanum hay diferencias de morfología, acción patógena, tropismo por distintos tejidos, y signos clínicos.
En Argentina tenemos H. canis, que
es menos patógeno, y por lo general requiere la presencia simultánea
de otra enfermedad infecciosa, parasitaria (toxoplasmosis por ej) o
traumática para que se acentúen los signos clínicos.
El perro se
infecta cuando ingiere una garrapata que contiene ooquistes esporulados. Para esta enfermedad no hay una cura definitiva, por lo tanto es imprescindible combatir las garrapatas y evitar que entren en contacto con el perro.
Los esporozoítos se liberan en el tracto digestivo del perro, penetran
la pared del intestino y son transportados por la sangre o la linfa al
hígado, ganglios linfáticos, riñones, médula ósea y músculo donde ocurre
la esquizogonia. Se producen numerosos merozoítos, algunos de ellos
entran en los neutrófilos y monocitos y se transforman en gametocitos.
Al succionar la sangre de un perro una garrapata ingiere una cantidad
de sangre con gametocitos que se liberan en el intestino de
la garrapata. Tiene lugar la gametogonia y la unión del microgameto y
microgameto, se forma un cigoto móvil que se dirige al hemocele de la
garrapata, tiene lugar la esporulación de los ooquistes que evolucionan
hasta hacerse infectantes, Ooquistes esporulados es decir con
esporozoítos, o sea infectatantes, en la cavidad de la garrapata y
prosigue el ciclo.
El diagnóstico presuntivo se orienta por la
anamnesis: el contacto con garrapatas es imprescindible. El dato de
anamnesis “tuvo garrapatas” para buscar la presencia del hemoparásito.
Síntomas y signos
Hipertermia, anemia, polidipsia, poliuria,
transtornos motrices de miembros posteriores, postración.
Radiografías:
Formación perióstica de hueso nuevo resultado posiblemente de la
inflamación del músculo cerca de los puntos de inserción. La
osteopatía está representada por proliferación perióstica diafisaria.
Estas lesiones se dan más en animales jóvenes. Hallazgos de laboratorio
en Hepatozoonosis: proteinuria, anemia, leucocitosis (este hallazgo es
muy frecuente), aumento de FAS. La certeza diagnóstica se alcanza por
visualización de los esquizontes en distintos órganos y tejidos por
histopatología o improntas de órganos) pero sobretodo por el hallazgo de
los gametocitos en los glóbulos blancos. Estos pueden observarse desde
el día 28 post infección si bien hay casos en que no aparecen hasta 40
días post infección. El porcentaje de parasitación es muy variable (de
0,5 a 90%) por lo cual se recomienda revisar 500 GB.
La sangre se extrae de venas o de la cefálica o safena se realiza el
frotis inmediatamente o puede recogerse en tubo de microhematocrito de
modo tal de realizar una concentración de GB.para facilitar la
visualización de los gametocitos. No conviene refrigerar la sangre. Los
frotis se pueden colorear por distintas técnicas: May Grunwald, Giemsa o
con Giemsa o con T 15. Hepatozoon puede ser un mero hallazgo o
responsable de una enfermedad severa. El objetivo de este trabajo es el
reporte de los aspectos clínicos de la Hepatozoonosis canina en la
zona del Gran Buenos Aires, Argentina.
Materiales y métodos
Se incluyeron 50 animales que ingresaron al hospital Veterinario de Virreyes durante 2007 y 2008 llevados por sus propietarios a un control veterinario, que presentaron o no signos clínicos de la enfermedad que tuvieron o hubieran tenido garrapatas por más de 20 días (observación directa y recuento), se interrogó a los propietarios sobre la presencia de garrapatas en el pasado, con presencia de Hepatozoon canis en sus exámenes sanguíneos.
Diseño experimental: Se extrajo 1 ml de sangre con EDTA de la vena cefálica antebraquial o safena externa mediante una aguja de 0,80x 2,5. Se realizó un frotis coloreado como ya se ha descripto en Introducción, revisándose 500 glóbulos blancos para determinar el porcentaje de parasitación, se realizó el examen objetivo general y particular de los enfermos. A los enfermos con claudicación de uno o más miembros se les realizaron placas radiográficas. Se consignaron los datos en una planilla por perro.
Se incluyeron 50 animales que ingresaron al hospital Veterinario de Virreyes durante 2007 y 2008 llevados por sus propietarios a un control veterinario, que presentaron o no signos clínicos de la enfermedad que tuvieron o hubieran tenido garrapatas por más de 20 días (observación directa y recuento), se interrogó a los propietarios sobre la presencia de garrapatas en el pasado, con presencia de Hepatozoon canis en sus exámenes sanguíneos.
Diseño experimental: Se extrajo 1 ml de sangre con EDTA de la vena cefálica antebraquial o safena externa mediante una aguja de 0,80x 2,5. Se realizó un frotis coloreado como ya se ha descripto en Introducción, revisándose 500 glóbulos blancos para determinar el porcentaje de parasitación, se realizó el examen objetivo general y particular de los enfermos. A los enfermos con claudicación de uno o más miembros se les realizaron placas radiográficas. Se consignaron los datos en una planilla por perro.
Resultados
Se incluyeron en este estudio 22 machos y 28 hembras, de edades comprendidas entre 2 meses y 17 años, pertenecientes a diversas razas y también indefinidos. Se constató la presencia o ausencia de garrapatas: se encontraron Rhipicephalus sanguineus más de 50 por animal en 28 caninos, menos de 50 garrapatas en 3 de ellos. Interrogados los propietarios sobre la presencia de garrapatas, los dueños mencionaron presencia de garrapatas en13 animales, los dueños manifestaron desconocer contacto con garrapatas: en 6 animales. Las patologías concomitantes de los caninos fueron las siguientes: Gastroenteritis: 6 perros, Distemper: 8 perros; Balanopostitis supurativa: 1, Sarna sarcóptica: 2 mala cuida desnutrición: 1, Infección urinaria: 4, TVT: 1 piodermia: 2, tumor prostático: 1, metástasis pulmonar: 1, parasitosis intestinales con signos clínicos por Ancylostoma caninum: 3, sin otras enfermedades concomitantes: 20. El número de caninos afectados por los siguientes signos fueron: Anemia 26, pérdida de peso: 17, anorexia 14, debilidad 13, depresión 9 fiebre: dolor muscular 5, periostitis 2, sin signos: 8, linfadenopatía 4, signos neurológicos 2, hepatomegalia 1, esplenomegalia 1. Porcentajes de presencia de gamontes en sangre: del 0,10% al 52% de los fagocitos en todos los animales.
Discusión: Es de destacar que a diferencia de otras publicaciones sobre
esta enfermedad en 42 animales hubo signos clínicos, incluso en
animales adultos, es decir que Hepatozoon canis ha sido
patógeno para 42 de los 50 perros que incluimos en este estudio, 20 de
los cuales no tenían enfermedad alguna asociada. Estos hallazgos hacen
sospechar que podríamos tener en Argentina una cepa patógena de Hepatozoon canis capaz de producir per se signos de enfermedad.
Conclusión
Los hallazgos clínicos son coincidentes con los de la bibliografía consultada pero es de destacar la presencia de signos clínicos en ausencia de enfermedades concomitantes, si bien se hallaron portadores asintomáticos. La frecuencia de aparición de Hepatozoon canis en los caninos del gran Buenos Aires está asociada a la fuerte parasitación con Rhipicephalus sanguineus y es un argumento más para luchar contra esta ectoparasitosis.
Fuente: Revista Veterinaria Argentina
Tratamiento: Lamentablemente, no se ha tenido éxito en la eliminación completa del microorganismo con el uso de drogas antiprotozoarias y antimicrobianas, y es por ello que las recaídas suelen aparecer. Los tratamientos aparentemente eficaces no han podido ser reproducidos por otros investigadores. En relación con ello, se ha comunicado el éxito de la primaquina y tetraciclinas en la eliminación de las parasitemias en raras ocasiones. En la tabla se mencionan algunas drogas que pueden utilizarse para combatir la enfermedad.
Droga | Dosis (mg/kg) | Vía | Intervalo (horas) | Duración (días) |
Aceturato de diminaceno | 3,5 | IM | - | 1 |
Dipropionato de imidocarb | 5 | SC | - | 1 |
Fosfato de primaquina | 0,5 | SC | - | 1 |
Toltrazurilo | 5-10 | SC/PO | 24 | 3-5 |
Trimetoprim-Sulfadiacina* Pirimetamina* Clindamicina* |
15
0,25 10 |
12
24 8 |
- |
* Terapia combinada
Tabla 2. Adaptado de Nelson, R.; Couto, C.G. 1998. Small animal internal medicine. 2ª Edición. Editorial Mosby.
El dipropionato de imidocarb también puede ser administrado a 6
mg/kg SC cada 14 días, pero en combinación con tetraciclina en dosis de
22 mg/kg/8 horas oralmente por 14 días.
Fuente: veterinariosenweb.com