El MIACIS, era un animal arbóreo, de miembros cortos y cuerpo alargado, de
cola larga, de más o menos el tamaño de un gato montes. Tenía cinco dedos apoyados
en el suelo y garras retráctiles (como los gatos). Vivió en Europa y Asia.
El MIACIS evolucionó, según ciertos autores, en el CYNODICTIS, que apareció en
el OLIGOCENO. Este animal, conservaba el cuerpo alargado, los miembros cortos,
uñas retráctiles, cola larga y se supone parecido a una comadreja. Se encontraron
fósiles del mismo en Dakota del Norte y en Colorado, EE.UU.
El CYNODICTIS dio origen a tres ramas:
Las Civetas del Viejo Mundo, iguales a las actuales y que en el MIOCENO originaron
a las hienas.
También dio origen a otro animal llamado DICNITIS que en el PLEISTOCENO fue
predecesor de los felinos (tigre, puma, león, etc) y gatos salvajes, de los cuales
deriva el gato doméstico.
Finalmente otro carnívoro llamado CYNODESMUS en el MIOCENO era una mezcla
entre felino y canino, modificando cráneo, miembros y forma de locomoción, ya
no apoyaba los 5 dedos sobre el suelo, sino que apareció el quinto dedo como rudimentario.
Del CYNODESMUS evolucionaron el DAPHOENUS y el TOMARCTUS. Al primero se lo cree
antecesor del Oso, Mapache y Coati. Era grande, con cráneo macizo y gran cola.
El TOMARCTUS ya tenía forma de perro y durante el PLEISTOCENO da origen
a la FAMILIA CANIDAE en general: OTOCYON, ICTICYON, LYCAON, CYON y al género CANIS:
lobo, coyote, chacal, zorro, feneco, perros salvajes y perro doméstico (Canis Lupus familiaris).
Los perros, como los conocemos ahora, evolucionaron a partir del PLIOCENO,
como una rama del TOMARCTUS.
Tomarctus |
Para todas las razas de perros con estructura parecida a los lobos, orejas erectas y cráneo alargado, estos predecesores son bastante lógicos y razonables.
Para las demás razas las causas de sus diferencias han sido:
- Mutaciones naturales
- Distintos factores ambientales, climatológicos y reproductivos.
- Por la domesticación.
- Por la intervención del hombre.
Podríamos decir que 3) y 4) son del mismo origen, la mano del hombre, quien
decidió fijar ciertos rasgos que le eran convenientes
o simplemente le gustaron para satisfacer sus intereses, necesidades y caprichos.
Así seleccionó por mejor olfato, mejor vista, mayor rapidez para cazar, mayor
capacidad para defender y la inclinación para desarrollar afecto y fidelidad a
su amo.
Las especies sobre todo sobreviven gracias a su adaptabilidad a los medios
en que se deben desarrollar. Así los perros y todos sus rasgos morfológicos que
los caracterizan, así como a cualquier otra especie, tienen valor de supervivencia
y están destinados a facilitar su perpetuación.
Toda esta selección ha sido llevada a cabo en primer lugar por el medio ambiente
y en segundo lugar por el hombre.
Ver también: Tomarctus, antecesor del perro (▼)