24 septiembre 2011

Perros guía en Argentina


Los perros guía aún no tienen ley en la Argentina

por Sibila Camps

                                                                      

                                      


Gastón, Mia y Chance "son nuestros ojos". El elogio proviene de Teresa Alcalá, Ana María y Alberto Bravo, los dueños de estos Labradores Retriever que los orientan por las calles y en los espacios públicos. Pero que a menudo tienen que quedarse afuera —y con ellos sus dueños—, porque la Argentina carece de una ley sobre perros guía.

Teresa, psicóloga y española, viene con frecuencia a la Argentina; fue la primera directora de la Escuela de Perros Guía de Madrid, fundada en 1990. "Un perro guía te evita todos los obstáculos —explica—. Busca escaleras y puertas, marca desniveles, escaleras mecánicas y ventanillas".

"Elude la obra en construcción; si no hay lugar para pasar, baja a la calle y luego vuelve a subir a la vereda. No me cansaré nunca de decir todas las ventajas que tiene", agrega Ana María. "Me da la libertad de moverme, de relacionarme con la gente con flexibilidad y con espontaneidad", resume Alberto.

Hay muchos filtros hasta llegar a sacar un perro guía. En primer lugar, la raza: Labrador Retriever, en menor medida Golden Retriever, y en un pequeño porcentaje, Pastor Alemán. Debe pasar por pruebas de concentración y de obediencia, y ser capaz de seguir líneas rectas. El aprendizaje dura seis meses; el entrenamiento conjunto con el dueño, un mes más. Un perro guía cuesta unos 30.000 dólares, aunque su entrega es gratuita porque el costo lo asumen las ONGs o la seguridad social.

No todo perro vale para cualquiera. "Nos emparejan según características personales", dice Teresa. "Ni todos los ciegos son aptos para tener perros guía", apunta Ana María. Deben saber manejarse en el espacio con el bastón, tener capacidad de observación y memoria para registrar los detalles que los ayuden a ubicarse.

En todo el mundo, son los únicos animales permitidos en la cabina de un avión. En Europa, Estados Unidos, México y Costa Rica existen leyes que franquean su acceso a los lugares públicos y privados de uso público. Pero no en la Argentina: la media sanción de Diputados, el 10 de abril de 2002, caducó porque el Senado nunca trató la iniciativa. Sí la tiene la Ciudad, pese a lo cual los dueños deben mostrar copia de la norma cuando les niegan el ingreso.

Los perjuicios no terminan allí. La fundación Leader Dogs for the Blind de Rochester, Estados Unidos, ha ofrecido donar un cupo anual de perros guía a la Argentina —donde no hay escuela—, pero cuando haya seguridad jurídica. Y muchos ciegos no visitan nuestro país por las dificultades para entrar con sus perros a restaurantes, teatros y comercios. Por esa razón los hermanos Bravo, quienes fueron hasta hace poco dirigentes de la Federación Argentina de Deportes para Ciegos, reclaman un decreto presidencial hasta que se sancione una ley.

                                                                                  

Dondequiera que los lleven, allí se quedan, en silencio e inmóviles como una esfinge. Hacen sus necesidades recién cuando reciben la orden, y bajando del cordón. Sus dueños llevan siempre las bolsitas. "Odiamos a los que dejan la caca en la vereda. Una buena campaña —propone Alberto— sería que nos tomen esa foto, con la leyenda 'Ustedes también pueden'".

Fuente: Diario CLARIN